Habitar el silencio

Habitar el silencio
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Cuando sin palabras, expresas quien eres,

Con tu silencio, en existencia plena

No alcanza el alma, ni los adquiridos saberes

Para entender en tu llanto, la magnitud de tu pena.

Requiere tu arte

De transitar el tiempo sin prisa,

De comprender cada parte

Que tu angustia improvisa.

Y es que el inocente y puro acto de SER

En tu estar siendo se manifiesta

Enorme alcance de poder

Que tu interior muestra.

Solía creer

Que habíamos sido castigados

No podía comprender

De tu sabiduría su significado.

Y es que Mi vida y Mi entender

Generan mi realidad

Aquella que, como necio, intento imponer

Sin darme cuenta, que solo dan forma a Mi verdad.

Tu solo eres, ante los hechos

Ante la mentira, la traición y la soledad

No finges, ante la ansiedad al acecho

Ni tampoco ante la alegría, cuando sonríes con abrumadora serenidad.

Te creía carente de emociones

Y te juzgue con amarga inexperiencia

Mas el tiempo abrió mis ojos a tus dones

Y me maravillo ante tu estado de absoluta conciencia.

El tiempo ha actuado en tu corporalidad

Con el inexorable deterioro evidente

Cada día que pasa tu actividad

Te desafía a continuar o rendirte sufriente.

Mas tus ganas de vivir

De continuar adelante en cada amanecer

Me llenan, hasta sentir

Que solo en la mente existe el envejecer.

Y aunque realizar dos pasos

Con tus temblorosas piernas

Signifique agonizar en ocaso

Tu seguir adelante, se impone y gobierna.

Más cuando la tristeza de lo incomprensible asoma,

Por la imposición de los sucesos que solo ocurren,

No dan sentido, a el porque, de cromosomas

Ni a las razones, de porque así, discurren.

Y surgen tus lagrimas amargas

En la transparencia de lo que significan

Mostrando noches largas 

De humanidad perfecta y dolor que lastima.

Tu llanto desconsolado

Solo puede ser contemplado

Sin interpretación, solo acompañado

De quienes sabemos por todo lo que has pasado.

Enorme ejemplo, de adelante seguir

Aunque las dificultades sean muchas

Ensordecedor silencio en tu sentir

De vencer al miedo, sin entablar lucha.

Te entregas al devenir

Y de la aceptación haces religión,

Tu temple, intacto, ante llorar o sonreír 

Tu calma, aunque la angustia gane tu corazón.

Y demuestras cada día al amanecer

Que es una nueva oportunidad de renacer

De abrir, cuerpo, emoción y lenguaje a aprender

Que cada 24 horas hay oportunidad de renacer.

Seré guardián de tu legado

Ese que me regalas hoy, en lo cotidiano,

Teniendo en mi interior bien guardado

Mi sentir para siempre, eres mi amado hermano.

Marcelo Tosoroni
Marcelo Tosoroni

Soy Marcelo, un alma que trabaja por ser libre, honesta y fiel a sí mismo, esperanzada de compartir lo increíble de este viaje interior.

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