La ratita presumida
Santiago, la rata presumida ostentaba mostrar y alardear de todos sus lujos vanidosos, un día tenía un anillo con su inicial “S”, otro día un reloj con luces, después unos patines con 4 ruedas…
Él no quería amigos, solo presumir sus cosas a los demás para impresionar, y que le digan “Ratita Santiago que lujos tenés”. Pero cuando sus amigos lo necesitaban en momentos tristes como estar enfermos y no poder salir a jugar, la “Ratita Santiago” no los iba a visitar.
Juana, Eugenia y Marcos eran sus mejores amigos del barrio. Juana la más dulce y divertida, siempre vestía de rosadito.
Eugenia era la mayor del grupo refinada, de gustos elegantes, pero amable le encanta jugar en el parque.
Marcos, terrible tiraba papelitos de aviones, molestaba era amigo de Santiago solo por sus figuritas de colección.
Un día la “Ratita Santiago”, presumió sus lentes de sol nuevos y todos sus amigos lo felicitaron, pero después se largó la lluvia y a nadie le importó, se acercó Juana y le sonrió, le dijo: vamos a bailar con los lentes y somos parabrisas, limpiamos la lluvia… la “Ratita Santiago” se emocionó y jugaron muy contentos.
Al otro día Juana se resfrió no pudo salir a jugar y la “Ratita Santiago” no la fue a visitar. Sus amigos se enojaron mucho.
Un mes después, el papá de la “Ratita Santiago”, lo castigó por sus bajas notas en la escuela y no le hizo más regalos, se quedó sin figuritas y Marcos no le habló más.
Eugenia, la mayor se hizo otras amigas, pero Juana lo vio triste y se acercó, le dijo yo te quiero mucho con o sin tus lujos.
La “Ratita presumida” abrazo a su amiga y le pidió perdón, le dijo: gracias por haber estado siempre conmigo mejor amiga, ahora yo te voy a visitar cuando estés enferma y vamos a jugar cuando estemos bien.
La “Ratita Santiago” ya no presumió más sus regalos y tuvo muchos amigos en las buenas y las malas.
Aprendió su lección de vida con el corazón.
"Estudiar y Progresar", ese es mi lema de vida.
