Oct 2022
Hace más de un año estaba en Madrid, fumando un pucho en un break de la facultad, en una ronda con mis compañeros primermundistas del intercambio.
Estaba callado, mientras ellos hablaban de cosas aburridas, formales y solemnes, entonces tuve uno de los pensamientos más creativos y originales que tuve en mi vida.
Mientras los miraba a ellos hablar tan burocráticamente, entendí porque a nosotros los argentinos nos gusta tanto hablar de pelotudeces, y nos gusta tanto dar nuestra opinión. Entendí porque somos más amigueros y familieros qué ellos. Me dí cuenta porque amamos más, bailamos más, y sentimos más.
Porque juntarte con tus amigos a hablar de pelotudeces es gratis, amar y enamorarse perdidamente es gratis, la familia es gratis, bailar es gratis, dar tu opinión es gratis, y sentir también es gratis.
Como no tenemos un mango, hacemos mucho más esas cosas.
Gracias a Dios, y a la patria.
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