Abr 2023-Verónica Abir
OlfatoDos años tuvieron que transcurrir para que las puertas de los zoológicos se abrieran, las gentes temerosas de la decisión se aglomeraron esperando que sus rugidos los devolvieran a sus jaulas, pero cada uno se retiró ignorando el grito y el llanto. Niños fueron vistos junto a osos y cebras por algunas avenidas, como si estos les indicaran el camino. Sea cual fuese el que llevara el paso, se despedían a las afueras de sus casas ante la mirada atónita de sus padres. Los niños fueron interrogados, pero ninguno volvió a emitir palabras.
Solo lo intento cada día, como respirar.