Embarque y viaje de regreso

Sept 2023-Nicolás Aguirre

Pequeñas anécdotas de Malvinas
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Luego de permanecer en una casa de Puerto Argentino, se nos avisó con muy poco  tiempo (aunque teníamos un preaviso) del traslado a un barco.  

Así fue que con nuestras pertenencias, encolumnados fuimos hasta el puerto, y en una  lancha se nos trasladó al barco que resultó ser un Ferry utilizado en el cruce del estrecho  de Calais entre Gran Bretaña y Francia (su nombre: Saint Edmond). 

Embarcamos por un costado del buque, en grupos de cuatro, en un local y sobre una  manta, se revisó todo el equipaje, así como fuimos obligados a sacarnos la totalidad de  la ropa, la cual fue también revisada minuciosamente, así como nosotros. 

Al citar minuciosamente, estoy queriendo citar que desnudos, se nos ordenó flexionar el  tronco y con ambas manos abrir los glúteos, sin tocarnos, ordenándonos posteriormente  vestirnos.  

En el barco, lo que terminó siendo el último contingente, volvimos aproximadamente  quinientas personas, de todas las jerarquías. 

La permanencia en el barco fue de muy pocos días, que incluyó, autorizado por los  ingleses, el cantar el día 09 de Julio el Himno Nacional Argentino en los pasillos de los  camarotes donde estábamos alojados. 

Al respecto, en los camarotes para dos ubicaban a tres personas, y en los camarotes para  cuatro a seis, por lo que una parte dormía en las camas y el resto en el suelo. 

En mi camarote para cuatro donde éramos seis, a dos por día nos tocaba dormir en  colchones en el suelo. 

Del tiempo que estuvimos en el barco como Prisioneros, puedo destacar cosas que me llamaron poderosamente mi atención: 

Disponer del texto de la Convención de Ginebra para conocer nuestros Derechos. Tanto a las duchas como a los baños, les quitaron las puertas. 

En los extremos de cada pasillo, siempre había un soldado inglés apostado, quién al  tomar el servicio, cargaba su fusil (FAL – similar al nuestro pero sin la capacidad de  tirar en automático, solo repetición) y le quitaba el seguro. 

Los pasillos eran recorridos periódicamente por los ingleses, verificando cada camarote. En general, el trato fue cordial. 

A la mañana muy temprano, distribuían un vaso pequeño de té con leche sin azúcar, y  un paquete de galletas de sabor neutro.

Antes del mediodía, se nos trasladaba a un comedor, por tandas, distribuían un cigarrillo  por hombre, y retirábamos una ración muy frugal (una rodaja fina de pan tipo lactal, un  cubo de queso pequeño, una feta de fiambre, todo esto para hacer un sándwich, más un  recipiente pequeño con leche y copos de maíz sin azúcar, contando sólo con una  cuchara que oficiaba de cuchillo para cortar el queso, utilizando el mango).  

Luego del almuerzo, salíamos unos minutos a la cubierta del barco, donde autorizaban a  fumar el cigarrillo, que a su vez quienes no fumaban se lo regalaban a quienes lo pedían. 

El Ferry contaba con dos plataformas, una a proa y otra a popa, agregada, apta para  aterrizar helicópteros o aviones de despegue vertical. 

A las 17/18 horas, se cenaba, también parecido al almuerzo y muy frugal. 

Sí recuerdo, que a las 21 horas por la poca comida y los horarios tan cercanos del  almuerzo y la cena, el hambre que sentíamos era importante. 

Los prisioneros médicos presentaron una queja por la poca comida que recibíamos, pero  fueron refutados por los ingleses, quienes fundamentaban que la comida diaria era de  aproximadamente 2.600 calorías, suficiente para vivir sin actividad física. 

Al cumplirse treinta días de Prisioneros de Guerra, se nos pagó el sueldo como tal, a  todos sin excepción, en libras esterlinas, firmando una planilla con el conforme. 

Abrieron una Cantina, se nos hizo saber lo que disponía y el costo de cada elemento, a  la que pudieron acceder sólo un prisionero cada seis. 

En mi caso adquirí 1 caja pequeña de tabaco, ya que tenía papel para fabricarme  cigarrillos, un paquete de caramelos de miel y una lata de Coca Cola de origen  sudafricano. 

CNL (R) I VGM LUCAS MARCELO CASTRO 

Aclaración: CNL (R) I VGM (Coronel Retirado de Infantería Veterano de Guerra de Malvinas).

Nicolás Aguirre
Nicolás Aguirre

45 años. Argentino. Abogado (UBA), en pareja y padre de Belisario. Apasionado por la pintura.

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