Sept 2023-Nicolás Aguirre
Pequeñas anécdotas de MalvinasAl llegar a las Islas, el Comando de Brigada con el que fui, me reasignó al COL (Comando de Operaciones Logísticas), que estaba a cargo del Coronel Argentino González.
Allí trabajaban otros camaradas, el entonces Teniente Coronel Hilguert (luego General), el Teniente Coronel Romero Mundani (quien años después se suicidaría dentro de un tanque en los hechos protagonizados por el Coronel Seineldín en los años 90), y el equipo que estaba en el Aeropuerto de Malvinas junto conmigo, el Capitán Dante Prina y el Capitán Juan C. Videla.
Las tareas fueron de Enlace con la Fuerza Aérea.
En turnos de 12 o 24 horas, cubríamos la actividad durante todo el día. Llegaban aviones de todas las fuerzas e incluso de Empresas Privadas (Austral y Aerolíneas Argentinas), con infinidad de abastecimientos.
Llegue a contar 48 arribos en 24 horas.
Realmente era una tarea ciclópea, ya que todo se bajaba a mano haciendo cadenas humanas.
Mi tarea estaba relacionada con recibir los materiales para Ejército, aparcarlos, y cargarlos para ser transportados hacia donde el COL ordenaba.
Así se trabajó hasta varios días antes del 1ro de mayo, cuando los radares en las Islas comenzaron a detectar vuelos de aviones enemigos, ya que la flota inglesa se encontraba en alta mar a unos cientos de kilómetros de Malvinas.
En consecuencia se declaraba “alerta roja” (grado máximo de prevención), no llegaba ningún vuelo desde el continente, y pasábamos la noche descansando, pero con gran inquietud.
El 30 de abril, a última hora de la tarde, se suspendieron los vuelos por la ya citada “alerta roja”.
Próximo al edificio del Aeropuerto, dormían de a dos por carpas, casi 100 soldados de distintas Unidades de la Brigada III. La gran mayoría de la provincia de Corrientes.
Ya estaba haciendo mucho frío, y, no sé por qué razón se me ocurrió hablar por el teléfono fijo de las Islas al COL y pedir autorización al Teniente Coronel Hilguert, para replegarme a la ciudad para que todos pudiéramos descansar con mayor reparo, por el frio que hacía.
Los soldados dormirían en el Puerto, donde había unos depósitos con “balas de lana” (cubos de lana de casi dos metros cuadrados), que eran más abrigados y mullidos que los colchones de campaña.
Los Suboficiales tendrían distintos lugares de alojamiento.
En mi caso dormiría en un depósito sobre la Municipalidad (Town Hall), contiguo al Correo.
Inicialmente no se me autorizó, pero gracias a Dios luego accedieron con la premisa de estar de regreso en el Aeropuerto a las 6 de la mañana del 01 de mayo, a lo cual me comprometí.
A las 04:40 horas de la madruga, la tierra tembló, la defensa aérea se activó, y todo el cielo se tiño de colores rojizos.
Salí del depósito a la calle, en plena ciudad, y el Aeropuerto a la distancia era un “infierno”.
Al otro día fui al Aeropuerto: estaba sembrado de bombas “Beluga”, y las carpas donde dormían los soldados eran harapos.
La vida de todos los que componíamos ese grupo, estaba milagrosamente salvada. CNL (R) I VGM LUCAS MARCELO CASTRO
Aclaración: CNL (R) I VGM (Coronel Retirado de Infantería Veterano de Guerra de Malvinas).
45 años. Argentino. Abogado (UBA), en pareja y padre de Belisario. Apasionado por la pintura.
Más dePequeñas anécdotas de Malvinas
1Introducción
2Desarrollo
3Viaje a las Islas
4Mis tareas en el aeropuerto
5Bañarse
6Mi compañero Marcelo Novoa
7Mis amigos periodistas
8¿Quiénes vivirían en las Islas?
9Compra de ovejas
10Después de la rendición
11Un problema casi insalvable
12Detenido en puerto argentino
13Embarque y viaje de regreso
14Arribo a Puerto Madryn
15Observaciones someras sobre el conflicto